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Beskrivelse
Sentado delante de la panor mica ventana del sal n de la casona de granito de la Yedra, la finca a la que herido, medio paral tico, decepcionado y muy, muy cansado, he vuelto tras unos meses, casi diez, de ausencia forzosa, contemplo, no sin cierta melancol a, el bosque oto al de los cien mil rboles que me rodea. La vista, de alguna manera, me reconcilia conmigo mismo, me da fuerza, me anima a completar el proyecto iniciado antes del episodio del garrotazo en el cr neo. En el horizonte sur destaca la inmensa planicie de la Mancha, salpicada por los Montes de Toledo y, en la brumosa lejan a, la andaluza sierra Morena. En los d as claros se ven, azuladas, las serran as del Pozo y Cazorla, distantes no menos de doscientos cincuenta kil metros en l nea recta. En mi estado - tengo que moverme con muletas - la cuesta arriba se me antoja casi vertical. Nadie ha cre do que fuera a regresar, pero yo lo ten a claro incluso cuando me debat a inc modo en posici n obligada horizontal, tetrapl gico y desesperado, sondado para orinar y defecando entre las piernas, cuando lleno de optimismo cambi el hospital de Salamanca por el del Ruber en Madrid y me puse en manos de un eminente neurocirujano.