Muro y Mar

En un sitio entre la serenidad y la monoton a las palabras aparecen descargadas de casi toda intensidad, incluso aquellas que nombran lo sensual y lo deseable. Y este libro parece conocer este terreno. Pues aqu nos aguardan im genes y temas que fundar n en nosotros la rara actitud del lector imperturbable y ajeno, del lector distante que, sin embargo, cifra la esperanza de su atenci n m s profunda en el discurso po tico. Un desapasionamiento. Una distancia. Una frialdad. Un muro antes del mar. Poemas que se suceden y fragmentan m s en una actitud que en un libro; y m s como un credo ntimo, casi intransferible, que como un hecho literario. Sin embargo, al termina la lectura una sensaci n se impondr en nuestro nimo: sin sobresaltos innecesarios, sin el recurso de cierta grandilocuencia, la poes a de Muro y Mar nos habr rodeado como una atm sfera verbal, como una nostalgia sin sujeto.