La princesa de Samoya, mi cuñada

La vida de dos hermanos mellizos tomaron caminos muy diferentes. Mientras Manuel se enfrascaba en conseguir una futuro profesional que le reportara dinero, Alberto un idealista se fue a Asia a trabajar con una ONG. Se hablaban poco y se ve an menos pero no por ello no se quer an. En los ltimos diez a os, se hab an visto nicamente tres veces y por eso eran dos desconocidos. Manuel solo sab a que su hermano viv a en Samoya, un peque o pa s del sudeste asi tico, donde le consideraban un santo y poca cosa m s, ni siquiera se enter que Alberto se hab a casado. Aunque sab a que le importaba m s esa pobre gente que su familia, siempre pens que cambiar a y que alg n d a volver a a Madrid y trabajar a por su futuro pero el destino quiso que no fuera as . Una ma ana recibi una llamada de la embajada de ese pa s donde le informaron de la muerte de su mellizo y que el gobierno hab a organizado un funeral en su honor y como quer an que fuera, hab an reservado un vuelo a su nombre que saldr a al d a siguiente. Aunque poros exudaba odio por todo lo samoyano, comprendi que l hab a dado su vida por ese pueblo y por eso no pudo negarse a honrar su memoria, pero lo que nunca imagin es que una vez en ese pa s conocer a a su cu ada y que est era una Princesa.