El Dia Nacional de la Viudez

La obra es estupenda en contenido y montaje. Posee unos elementos de universalidad que la rescatan de lo meramente localista y limitado. Santiago es una mujer poseedora de un fabuloso sentido teatral. Ella confiesa sentir una atracci n especial por el teatro de Bertold Brecht, un revolucionario dramaturgo alem n que fund y expuso un estilo moderno y sencillo de montaje esc nico, con una intenci n educativa y creadora de conciencia social, a la vez que exploraba la sicolog a y las motivaciones de sus personajes, cuyo hermetismo y complejidad resultan intrigantes y retadoras. Pues todo eso lo expone y practica Anam n Santiago en esta pieza teatral que demuestra su preclara inteligencia, exquisita educaci n y profundo conocimiento del teatro "brechtiano." No se asuste si al comienzo de la obra y durante la mayor parte del primer acto usted entiende muy poco de lo que est pasando. Todo es parte de la estructura de la obra y un acto deliberado de la autora. Ella nos da muy poca informaci n y la que nos ofrece est fuera de secuencia cronol gica. La pieza comienza, pero ya el argumento est corriendo desde hace varios d as u horas, o quiz s inclusive meses o a os antes. Por casualidad o quiz s por causalidad, dos personas se encuentran en una estaci n de tren ( urbano?) o en un lugar simb lico (del futuro tecnol gico), pero no lo toman cuando llega. Algo se los impide. Poco a poco nos vamos enterando que l es un anciano que vive reverenciando el pasado y no encuentra su futuro. Ella es joven, activa y laboriosamente creativa. Por su juventud, s lo puede mirar hacia delante. Qu une a estos personajes? Qu hacen all ? Qu les va a ocurrir? A d nde va a parar esto? Eso es s lo el comienzo. Si el p blico tiene paciencia y logra envolverse y descifrar las vidas de estos personajes habr n captado la magia del teatro y se sentir n satisfechos al final. Ciertamente, esta obra teatral es estupenda. Es o est entre lo mejor que hemos visto y disfrutado esta temporada. F cilmente podr a ser un texto merecedor de un premio de teatro. La autora renueva nuestra fe en el talento y la capacidad creativa puertorrique a, que contin a produciendo dramaturgos de esta categor a de excelencia.-Jorge Mart nez Sol (Cr tico de El Nuevo D a-30 de septiembre de 2002.)