Memorias de Un Ni O de Pueblo

Espa?a a?os 1950-60. Separada da Europa, pobre, atrasada, cerrada, bajo el peso de la dictadura y la Iglesia omnipresentes. Una sociedad que parec?a inmutable, que iba a durar siempre. De repente, en los a?os sesenta se produce un cambio: comienza la televisi?n (empezamos a mirar fuera), conocemos a los Beatles, vienen turistas a contemplar con curiosidad nuestra forma de vivir, con lo que nos traen sus costumbres y nos abren a otros mundos. Se celebra un concilio para actualizar la Iglesia, estallan los grupos musicales con m?sicas nuevas, cambian las modas con rapidez y, sin darnos cuenta, en pocos a?os se produce un cambio y salto generacional como nunca hab?a ocurrido.

Con la llegada de los adelantos en la mecanizaci?n del campo y la emigraci?n a las ciudades, en pocos a?os aquel mundo ha desaparecido, es como si fuese de la prehistoria. Ya no conocemos c?mo se desarrollaban hace unos a?os la vendimia, la siega, la trilla y otras labores; desconocemos los animales dom?sticos en las distintas faenas del campo, las fiestas de los pueblos, la liturgia de Iglesia. Se ha pasado en pocos a?os de ser pueblos llenos de vida, donde se daba una relaci?n con los animales, el campo y el ambiente rural, a quedarse como pueblos fantasma habitados por ancianos, ?nicos testigos de lo que fue ayer y lo que es hoy d?a.

El libro nos retrata con fidelidad y humor aquel mundo rural donde hab?a matanza del cerdo, un horno para cocer el pan del pueblo (o uno en cada casa), escuela en la que el maestro echaba tinta a los tinteros, la enciclopedia, plumines, secantes, pizarrines, la leche americana, los bailes, los primeros cines, la censura, las mil prohibiciones, el mundo en torno a las celebraciones religiosas, la Semana Santa, las Navidades y sus vivencias, las travesuras de aquellos ni?os de pueblo de la posguerra.

Lo que aqu? se cuenta no es algo que sucedi? hace siglos, sino que es la vida de los que hoy superan la cincuentena. Es Historia.

?stas son las memorias de millones de adultos que fueron ni?os de pueblo. En sus p?ginas revivir?n lo que fue su vida. No es nostalgia, sino recuerdos, una vuelta a las RA?CES, esa base que todos necesitamos, sobre todo cuando van pasando los a?os y la cig?e?a vuelve al nido. Recuerdos tan pr?ximos en el tiempo y que, ya, desconocen los hijos de los protagonistas. Por eso gustar? a aquellos, por traerles sus vivencias, y a los descendientes, por ser un documento hist?rico.

Feliz el adulto que guarda en su interior un rinc?n con el ni?o que fue.