Las xanas no tienen alas

Hab?a tocado fondo.

Pese a estar en el momento m?s ?lgido de su carrera, Xana deb?a reconocer que hab?a perdido el juicio.

Prueba de ello era la visi?n que apareci? a los pies de su cama, y que pretend?a que regresara a aquel lugar al que jur? que nunca m?s volver?a.

Tal vez la visi?n era muy terca, o ella era muy blanda, o quiz?s simplemente comprendi? que era imperativo tomarse un respiro, porque ah? estaba de nuevo, llamando a esa puerta que a?os atr?s se le cerr? y con ella su ?nica oportunidad de ser feliz.

No ayudaba en nada saber que a solo unos metros hab?a un h?rreo que le tra?a muy malos recuerdos, y que probablemente aquel de cuyo nombre no quer?a acordarse deambulaba pl?cidamente por las calles de Bue?o.

Pero descubri? que ese era el menor de sus problemas, que m?s que enfrentarse al pasado deb?a lidiar con su turbio presente. Un presente en el que estaba esclavizada por sus propios demonios.

Y lo peor era que solo hab?a una persona capaz de ayudarla a salir del pozo en el que hab?a ca?do, la misma que a?os atr?s le rompi? el coraz?n.

Xana sab?a que, si se lo permit?a, si bajaba la guardia, ella caer?a de nuevo en sus redes. Y eso s? la destruir?a mucho m?s de lo que ya lo estaba haciendo su Cu?lebre particular. La esperada historia de Nel.